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7-1.JPG (33953 bytes) JUAN GALLEGO CRESPO
"Albatera"
Campo de "Concentración" en Alicante
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Ediciones González Gallego (virtualcomp) Administrador General:
Lic. Rafael Enrique González Gallego

Tras la Guerra Civil, para agrupar al extraordinario número de republicanos capturados, las autoridades franquistas de Burgos crearon en toda España 72 campos de concentración y batallones disciplinarios, de los cuales una docena se encontraban en la provincia de Alicante.

En el campo de de Albatera cabían
800 presos y metieron a 20.000


A. L./ALBATERA

Guiados por varios miembros de AGE, entre ellos un vecino de Albatera, la Verdad ha logrado redescubrir el campo de concentración de Albatera, situado hoy en el término de San isidro.

Es el único de la provincia del que existe documentación (hay croquis y dibujos en el Archivo Municipal) aunque se ignoran sus dimensiones y características.

Situado junto al ferrocarril, la superficie es hoy un extenso palmeral y sólo queda en pie una edificación, «antiguo puesto de vigilancia, reconvertido en caseta de aperos de labranza», explica un joven vecino del lugar, Javier Campos, miembro de AGE. «Nadie en el pueblo te habla de lo que pasó en ese

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Hitler recibiendo al Gral. Francisco Franco en Alemania

campo, que en realidad eran dos, el chico y el grande, y en Albatera muy pocos saben de su existencia. Mi abuelo fue capitán republicano, estuvo en él y hay testimonios recogidos de que era como Austwichtz, no sabemos si por sus dimensiones o por lo que le hacían a los presos. Allí estaban hacinados y para comer les daban una lata de sardinas y un trozo de pan para cuatro personas. Todos estaban numerados y a quien intentaba fugarse lo fusilaban, junto con el número anterior y el posterior a él. También solían empalar, colocando al preso entre dos maderos, de pie, sin darle de comer, o le aplicaban la parrilla: noventa días al sol sin probar bocado».

Hoy día no es difícil imaginar la imagen de los detenidos bajando del tren, que aún pasa por el mismo lugar, recorriendo un corto trecho hasta ingresar en un recinto donde sufrían todo tipo de calamidades y enfermedades, además de torturas, hambre y sed. «En realidad era un antiguo campo de trabajo de la República, que albergaba a presos comunes. La Dictadura lo reconvirtió en campo de concentración y donde cabían sólo 800 personas llegó a haber hasta veinte mil», según AGE.

Hoy, dos vigas de acero con unas cadenas recuerdan la única fosa común hallada en la provincia, a tiro de piedra del campo. Forma parte de la Senda del Poeta en recuerdo a Miguel Hernández «y con frecuencia parecen haber ramos flores y velas pero no se sabe quien las pone. En este pueblo todavía hay mucha gente que tiene miedo».

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Placa en homenaje de los caidos por la CNT y AIT

Entada al Campo de "Albatera"

Monumento en homenaje a los caidos en Albatera

Otra toma del Monumento a los caidos en Albatera
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EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN FRANQUISTA

La Hoja Oficial de Alicante (28 / IV / 1939) cifraba en seis mil ochocientos a la población reclusa en Albatera; mientras que la memoria anual de 1938 hablaba de la posibilidad de albergar a dos mil personas. Obviamente, la última fuente estima esa cifra respecto a las estructuras habitacionales; sin embargo, los presos de 1939 se instalaron en el terreno que circundaba los barracones. Entre los testimonios, las cifras oscilan llegando incluso a hablarse de 20.000 ó 30.000

En cuanto a la alimentación, se trataba de un menú que ninguno de los supervivientes a conseguido olvidar: pan y sardina. Con el paso del tiempo y con un número de presos sensiblemente disminuido, el racionamiento evoluciona de las sardinas y el pan a un plato de caldo de lentejas

Aunque este plato ya había sido común para algunos presos en el Campo de los Almendros, no menos denigrante resulta el hecho del estado de las letrinas. A pesar de que entre las instalaciones republicanas hay constatación de la existencia de servicios, nunca éstos fueron utilizados por los reclusos que, durante los primeros días, realizaban sus necesidades en cualquier parte. Para resolver el problema que había provocado la alarma en la dirección, mandaron abrir zanjas en el terreno a modo de letrinas. Éstas se situaban justo debajo de las alambradas, con lo que conllevaba otras consecuencias indirectas el acercarse a ellas, ya que según nos indica un superviviente, a cada preso le pertenecía un número y un grupo. Así pues, como medida antifuga se dictaminó que se fusilaría al número anterior y posterior que correspondiera con respecto al del fugado. Así, se conformaba una red de vigilancia interior con toda la fuerza que esa dominación psicológica y de enfrentamiento entre los reclusos conllevaba para los vencedores.

Además de estos asesinatos, también se cometían otros merced a las conocidas como sacas de los falangistas o ruedas. Tanto en este lugar, como en otros centros de similares características, era un hecho habitual el que grupos de falangistas y caciques venidos de diferentes lugares viajaran a estos campos en busca de enemigos políticos paisanos que habían sido reclamados y de los que, una vez encontrados, ya no quedaba ni rastro

Sobre las formas en que encontraron la salida estos supervivientes, podríamos escribir largo y tendido, ya que se debieron a causas muy heterogéneas: desde el traslado por enfermedad, pasando por el traslado a prisión; hasta la fuga, tras una ambigua medida burocrática ejercida desde el campo, mediante la cual dejaban a salir a los presos con la condición de que se presentaran ante el alcalde de su ciudad.

Los centros penitenciarios fueron el siguiente destino de los reclusos republicanos que sobrevivieron al campo de concentración de Albatera, que no de exterminio, a pesar de que así ha sido denominado por muchos autores; ya que no era el objeto de estos campos el del exterminio -a pesar de que se diese lugar a ello, en determinados momentos, en función de la criminalidad de los individuos o de la llegada de grupos falangistas- sino el de la humillación, el uso de la fuerza de trabajo y la represión de la moral. El concepto de exterminio se refiere al asesinato masivo, como bien sería aplicable a campos nazis, pero no a este elemento concreto del franquismo.

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